Cada vez es más habitual recurrir a la Ovodonación o donación de gametos femeninos (óvulos), para poder ser madres. Hoy en día, un tercio de los tratamientos de reproducción asistida que se realizan, son con donación de óvulos y ya han nacido por esta técnica más de 40.000 niños en España.

Razones por las que se recurre a la ovodonación

Las causas más frecuentes para acudir a esta técnica son:

  • Óvulos o embriones de mala calidad.
  • Baja reserva ovárica.
  • Menopausia precoz o fallo ovárico prematuro.
  • No tener ovarios (congénito o cirugía previa).
  • Fracasos previos de FIV (Fecundación in Vitro) con óvulos propios.
  • Enfermedades Genéticas transmisibles a la descendencia.
  • Edad avanzada de la madre.

A pesar de que actualmente es la técnica de reproducción asistida con mayor tasa de éxito (60% de embarazo después de la primera transferencia, superando el 90% en 3 ciclos), y de las más cómodas, ya que la mujer receptora se evita gran parte de la estimulación hormonal y la punción ovárica (proceso de extracción de óvulos bajo anestesia).

Sin embargo, la ovodonación es también la técnica que más rechazo inicial produce y lo cierto es que en nuestra sociedad sigue siendo un tabú.

Rompiendo el tabú de la ovodonación

Cuando somos jóvenes y fantaseamos con quedarnos embarazadas en el futuro, nunca sospechamos que será por una donación de óvulos, por tanto, el diagnóstico ya conlleva un fuerte grado de frustración porque supone un proyecto de vida que no se va a cumplir.

En ese momento, además, se nos pasa por la mente si aceptaremos a un hijo que no llevará los genes de nuestra familia, no se parecerá a nosotros, no conoceremos sus antecedentes, pensamos en el que dirán en el entorno si se enteran.

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Además de la frustración, podemos sentir vergüenza, rabia, baja autoestima por no haber sido capaces de engendrar un bebé con nuestros óvulos, sentimiento de ansiedad, depresión etc. Si tenemos unas fuertes creencias religiosas, la situación emocional se complica.

Normalmente, casi ninguna mujer está preparada para aceptar una ovodonación, al no ser que ya lleve un largo camino en la infertilidad a sus espaldas. Pero la mayoría de las mujeres o parejas que tienen un fuerte deseo de ser madres/padres y han recorrido ese camino, acaban aceptando de buen grado la donación de óvulos.

Cada persona responde de una manera diferente y tiempos distintos, pero llega el momento en que la ovodonacion pasa de ser un problema, a ser la solución que nos permite cumplir nuestro sueño.

Este proceso de «duelo genético» (aceptar que nuestros genes no trascenderán), es más fácil si lo hacemos guiados por psicólogos especialistas en reproducción, que nos puedan acompañar emocionalmente en la toma de decisiones y en los momentos más complejos desde el punto de vista psicológico.

Dar el paso hacia la Ovodonación

Algunas pistas de que estamos en proceso de asimilación, es que pensamos anticipando el futuro (nos preguntamos si tuviéramos el hijo, si habría que contarle sus orígenes o no, cómo decírselo, si sufriremos su rechazo, si se lo decimos al entorno, si será aceptado en la familia…), es decir, actuamos como si el hijo ya fuera una realidad.

Además, consuela saber que las donantes se seleccionan en base a unas características fenotípicas (raza, color de ojos, piel, pelo, estatura y peso), similares a los de la receptora de óvulos, de manera que, aunque no lleven sus genes, los niños tienen más posibilidades de parecerse a su madre.

Por otra parte, las donantes pasan por unos exhaustivos controles psicológicos, médicos y genéticos, para evitar en la medida de lo posible trasmitir enfermedades hereditarias (en Fertility Madrid se analizan hasta 213 enfermedades genéticas).

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Otro aspecto que puede preocupar a las personas que se encuentren en proceso de toma de decisiones, es el riesgo de consanguineidad, es decir, que nuestros hijos se encuentren con «hermanos genéticos» en algún momento de sus vidas. Para ello la Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida 14/2006, establece un máximo de 6 hijos nacidos por cada donante de gametos.

Como conclusión, podemos aportar que las familias que tienen tanto hijos genéticos como hijos procedentes de donación de gametos, manifiestan que no perciben diferencias en el vínculo afectivo establecido con unos y con otros.

También cabe mencionar, que recientes investigaciones sobre el tema, demuestran que tampoco existen diferencias en el desarrollo evolutivo de niños procedentes de ovodonación (que conocen esta circunstancia) y el resto de niños.

Asimismo, los niños que conocen sus orígenes en una edad temprana, generalmente no manifiestan rechazo hacia sus progenitores (este es un temor generalizado, pero infundado), ni hacia el tratamiento de reproducción, por lo que la ovodonación, se convierte en una técnica desconocida pero eficaz y con múltiples beneficios a su favor.

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