Ante esta pregunta hay que decir que sí es posible, pero ser madre después de los 40 es complicado. Para responder en profundidad, debemos enfocarlo desde dos perspectivas: la reproductiva y la obstétrica.
Ser madre después de los 40: Perspectiva reproductiva
Desde el punto de vista reproductivo, la función fértil de la mujer es bastante limitada, ya que se nace con una cantidad finita de óvulos (alrededor de un millón) que se van gastando progresivamente en cada ciclo de su vida (siendo en total unos 400), de manera que los óvulos liberados en los primeros años son de mayor calidad.
En la práctica clínica, esta disminución cuantitativa y cualitativa de la reserva ovárica es manifiesta a partir de los 35 años, acusándose aún más a partir de los 38 y, sobre todo, de los 40 años.
Anomalías genéticas
Esta situación es consecuencia del aumento de la proporción de óvulos con anomalías genéticas o aneuploidías a partir de los 35 años. Estratificando por edades, en el grupo menor a 35 años la tasa de óvulos alterados es inferior al 31%, mientras que entre los 40-41 años la tasa de óvulos aneuploides es del 76%, y/o a partir de los 42 años, supera el 83%.
Alteraciones del ovocito
Por otra parte, también se manifiestan las alteraciones del ovocito en los embriones, de manera que en mujeres mayores de 40 años, la tasa de embriones aneuploides es aproximadamente del 93%.
De hecho, en aquellos embriones portadores de trisomías, en el 90-95% de los casos el origen es materno. Las aneuploidías más frecuentes asociadas a la edad son las trisomías, especialmente de los cromosomas 13, 15, 16, 18 y 21, o las monosomías, destacando la del cromosoma X.
Este hecho hace que, tanto de manera natural como a través de tratamientos de reproducción asistida, a partir de los 40 años y utilizando el óvulo propio, la tasa de embarazo y la de recién nacido vivo es claramente inferior al grupo de edad menor a 40 años, y en consecuencia, la tasa de aborto es mayor.
Además, teniendo en cuenta el útero como órgano de la gestación, parece que la respuesta del mismo se mantiene estable hasta los 45 años, y que a partir de esta edad, por procesos internos que afectan a su envejecimiento, la receptividad endometrial está disminuida, y en consecuencia, el embarazo.
Madre después de los 40: Perspectiva Obstetricia
Desde el punto de vista obstétrico, ser madre después de los 40 es posible, pero conlleva una mayor tasa de complicaciones.
En general, enfermedades como la hipertensión y la diabetes gestacional aumentan. En el primer trimestre aumenta la tasa de abortos y resultados alterados en las pruebas para el despistaje de enfermedades genéticas, lo que implica un aumento de la realización de pruebas invasivas como la amniocentesis o la biopsia corial.
En el tercer trimestre se puede producir una caída de la función placentaria asociada a una disminución del crecimiento fetal (crecimiento intrauterino restringido) y bajo peso al nacer; y durante el parto, mayor tasa de fracaso de inducción o de la progresión del parto y, en consecuencia, un aumento de la proporción de cesáreas.
A qué edad se suele tener el primer hijo
Actualmente, la edad para tener el primer hijo en nuestro país se sitúa por encima de los 32-33 años, incluso hay muchas mujeres que dan a luz por primera vez con más de 35 y de 40 años.
Fundamentalmente, esto se debe a los cambios sociolaborales de la mujer española en las últimas décadas. Sin embargo, este hecho no está exento de complicaciones o riesgos que nuestras pacientes deben conocer.
- Aunque hay muchas mujeres que están estupendas externamente, la verdadera edad hace que algunas de ellas tengan un estado de salud peor antes de quedarse embarazas respecto a mujeres menores de 35 años.
Enfermedades como el sobrepeso, la hipercolesterolemia, la hipertensión arterial, la diabetes, etc. son más frecuente por encima de los 40 años. - Enfermedades asociadas al embarazo. La propia edad hace que en mujeres a priori sanas, la gestación haga que debuten enfermedades como:
- Hipotiroidismo.
- Diabetes gestacional
- Hipertensión gestacional.
- Preeclampsia.
Estas situaciones pueden llevar a otras patologías como insuficiencia placentaria, fetos con restricción de crecimiento o partos prematuros. En algunos casos se puede requerir una finalización anticipada de la gestación, con más pacientes para inducción de parto y/o cesárea.
- Infertilidad. En general, a partir de los 35-38 años y sobre todo de los 40, la función reproductiva femenina decae. En estas edades, la probabilidad de que el óvulo fecundado sea portador de alteraciones genéticas es más alta, y en consecuencia, la dificultad para conseguir embarazo o que el mismo evolucione en un aborto, también lo es.
Además, esas alteraciones genéticas en los óvulos (aunque también puede encontrarse en el espermatozoide) hace que los fetos puedan ser de portados de grandes síndromes, como por ejemplo, la trisomía 21 o Síndrome de Down, pero también de otras malformaciones o enfermedades fetales (para algunas de las cuales no hay cribado prenatal). - Cáncer de mama. Puede estar condicionado por la vida de la paciente: a mayor número de hijos y mayor duración de la lactancia materna, el riesgo de cáncer disminuye. Sin embargo, si el primer hijo se tiene después de los treinta y cinco años, el riesgo de cáncer de mama es 1,6 veces mayor que cuando se ha tenido un hijo con menos de veintisiete años.
- Cuidados de hijos: tener hijos a edad avanzada implica cuidar de un bebé a los cuarenta años o atender a un niño a los cincuenta o convivir con un adolescente casi los sesenta años… Cuanto mayor es el salto generacional entre padres e hijos, más difícil puede resultar la crianza, con menos paciencia y humor por parte de los padres para tolerar las diferencias con los hijos (lenguaje, costumbres, música, etc.).
- Familia. Además de la diferencia entre padres e hijos, también se observa un cambio en el modelo de familia: muchos de estos hijos ya no tienen abuelos, y algunos de ellos, a una edad temprana, tendrán que cuidar a sus padres mayores o sus padres fallecerán siendo aun ellos jóvenes. Por otro lado, el hecho de que padres mayores tengan hijos, hace que “no haya tiempo” a tener hermanos.
- Tratamientos reproductivos. Muchas mujeres por encima de los 35 años, y sobre todo por encima de los 38 tienen que recurrir a técnicas de reproducción asistida para tener hijos, la gran mayoría necesitarán una fecundación in vitro (FIV) y algunas precisarán incluso donación de óvulos de otras mujeres jóvenes (ovodonación).
- Prevención. Probablemente lo más adecuado sea no retrasar tanto la edad de primera gestación, y que las mujeres estén concienciadas de que un buen estado de salud previo, así como extremar los cuidados durante el embarazo, son prioritarios para que la madre y el feto evolucionen favorablemente.
Por otro lado, la preservación de óvulos puede permitir a mujeres que saben que van a retrasar la edad de gestar que no tengan que recurrir a tratamientos de ovodonación.
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