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Las pérdidas gestacionales son el duelo menos aceptado por la sociedad porque es difícil entender que se ha perdido un futuro hijo, no solo un embarazo y eso es irremplazable.

Muchas embarazadas deciden no comunicar el embarazo hasta que no pasa el primer trimestre (el de más riesgo de pérdidas) porque si éste no sigue adelante, no tienen que dar explicaciones. Esto significa asumir que se va a silenciar el duelo, no encontrar consuelo en las personas queridas y en la mayoría de los casos, no pedir ayuda profesional a un psicólogo.

Consejos para afrontar una pérdida gestacional

El duelo gestacional es otro de los temas tabú que rodean a la maternidad y a la infertilidad. Por fortuna, cada vez más hospitales incorporan un protocolo para atender emocionalmente las necesidades de los padres de bebés que han nacido sin vida o han fallecido poco después de nacer.

Pero en general hay poco conocimiento por parte de la sociedad acerca de cómo ayudar a una persona que ha pasado por la pérdida de un hijo no nacido, especialmente si es temprana. 

A continuación facilitamos algunas pautas que pueden ayudarte si conoces a alguna persona que haya pasado por un aborto o pérdida perinatal:

  1. No intentes quitar importancia a la pérdida, sino la persona afligida se sentirá peor, intenta empatizar con su dolor.
  2. No intentes evitar las situaciones dolorosas (“no te tortures mirando sus cosas” “no entres en su habitación…..”) . Es importante que la persona en duelo tome contacto con la realidad para poder asimilar la situación. 
  3. No intentes callar sus emociones (“no llores, no estés triste” “no arreglas nada enfadándote”, “tienes que ser fuerte”….”). Una parte importante del duelo es normalizar las emociones como la tristeza, la rabia, el enfado, la frustración y permitir su expresión.  
  4. Es posible que la persona en duelo está repasando que pudo hacer mal (algún esfuerzo, tomar algún alimento inadecuado, no descansar lo suficiente, estar estresada…..), porque se siente culpable, puede que sienta no ha cuidado bien de su bebé. La culpa es una emoción que dificulta la curación y normalmente no está justificada, ya que la mayoría de los abortos espontáneos son por causas ajenas a lo que haya podido hacer la madre. Intenta evitar los sentimientos de culpa. 
  5. Es positivo guardar algún recuerdo del bebé que no nació o que falleció antes, durante o después del parto. Incluso puede ser beneficioso escribirle una carta expresando sentimientos.
  6. Aunque es la mujer embarazada la que sufre el proceso en su cuerpo, y tiene una especial conexión materno- filial, no te olvides del padre (o la otra madre en el caso de parejas de mujeres), él también había proyectado su vida con el bebé no nacido. Igualmente hay que tener en cuenta a los hermanos del bebé, si los hubiera y si sabían del embarazo.
  7. Se puede animar a la persona doliente a buscar ayuda en un psicólogo profesional para ayudar a prevenir o a reparar un duelo complicado. También suele tener efectos positivos participar en grupo de ayuda a personas en la misma situación, aunque si no está conducido por profesionales, no sustituye a lo anterior.
  8. A veces no es necesario decir nada, solo acompañar y arropar. Estar disponibles cuando la persona quiera hablar, sin ser juzgada por su dolor. 

Si quieres hablar con alguien que entienda tu situación, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Nuestro equipo de profesionales especializados en reproducción asistida te pueden ayudar.


Carta a mi bebé que no nació

Entré en el quirófano con los ojos empañados en lágrimas. El anestesista me pidió que contara hasta 10, pero lo único que pudieron pronunciar mis labios fue un lamento: “mi bebé”… No recuerdo nada más hasta que me desperté en el box de reanimación, ya no estabas conmigo.

Mis familiares, los seres más preciados de mis vida, intentaron en vano aliviar mi sufrimiento, me dijeron cosas como: “no te preocupes, no es para tanto, ya te embazarás otra vez», ”tendrás más hijos, si a este ni lo conocías”, ”la naturaleza es sabia”, “da gracias que ha pasado ahora y no más tarde, que aún no habías puesto ni la habitación…”.

Sé que lo hacen para ayudar, pero no me ayuda. 

No me ayuda porque no saben que, aunque no te había puesto la habitación, la tenía diseñada hasta el más mínimo detalle en mi mente. 

No saben que te había imaginado mil veces con la ropita que aún no te había comprado.

No saben que, aunque no te conocía, te quería desde que supe que estabas conmigo.

No saben que otros hijos no ocuparán el hueco ya que te había hecho en mi corazón. 

No saben que tenía hasta pensado un nombre para ti. 

No saben que cuando nadie me veía, me acariciaba la barriga y hablaba contigo, te contaba un montón de sueños que tenía para ti, para nosotros. 

Por eso, no le contaré nunca a nadie lo importante que fuiste y que aún eres para mí, porque si mis seres más queridos no saben o no lo pueden entender… ¿cómo lo va a entender el resto?

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