Cuando miro a los ojos de mi bebé no puedo evitar acordarme de aquel primer día en el que llamé a Fertility Madrid. Después de cuatro años de intensa lucha, de eternas listas de espera, y de varios intentos fallidos, no perdíamos la esperanza de ser padres. Llamé nerviosa, sabiendo que nos quedaban pocas oportunidades e incomprensiblemente nos dieron cita al día siguiente.
Ese día estuvimos dos horas con Óscar y Aitziber y por primera vez desde que decidimos ser padres sentimos que comprendían nuestro dolor, que había una forma mejor de hacer las cosas y volvimos a tener esperanza. Sin saber muy bien por qué ese día estábamos contentos y salimos a celebrarlo.
Durante los meses siguientes todo el equipo nos acompañó cada día, en cada paso, siempre cariñosos, con una sonrisa o un abrazo, tanto en lo bueno como en lo malo.
Nunca les podremos agradecer lo suficiente lo bien que nos hicieron sentir. Hubo momentos muy duros, pero sabíamos que todo el equipo estaba ahí y que deseaban con todas sus fuerzas el ansiado embarazo.
Cuando llegó el positivo siguieron apoyándonos y sentimos que han estado ahí hasta que Nico nació.
Sabemos que nuestro pequeño milagro no hubiera sido posible sin ellos y que Nicolás siempre tendrá unos padrinos con bata y pijama, que igual que nosotros, lo cuidaron y lo soñaron mucho antes de existir