Cuando me dijeron que debía ir a ovodonación
Sí, esta pregunta me la hice. Me la hice mil veces.
Me acababan de decir que, si quería ser madre, tenía que recurrir a ovodonación. Llevaba ya 5 FIV a mis espaldas (además de 3 inseminaciones artificiales con esperma de donante casi siete años antes). Y aun así… había llegado ese momento: OVO.
Sentí vértigo, rabia, incredulidad, negación… Todo junto, en los 15 minutos que pasé sentada en silencio en la consulta del ginecólogo. Mi cabeza iba a mil por hora. Me levanté y salí de la clínica porque no podía procesarlo allí dentro.
La frase que encendió toda mi rabia
Al subir al coche, mi pareja me dijo: “No pasa nada”.
Y ahí volvió la rabia con toda su fuerza.
—“¿No pasa nada? Vale… pues usemos también esperma de donante. Total, no pasa nada, ¿no?”
Su cara fue un poema.
—“No, es que yo quiero usar mi esperma”.
—“¿¡Y te crees que yo no quiero usar mis óvulos!?”
Y el silencio se hizo entre los dos. Durante toda la tarde. Y durante toda la noche.
Él no sé qué estaría pensando. Yo, sin saberlo, estaba iniciando mi duelo genético, ese proceso tan poco nombrado y tan intenso que vivimos muchas mujeres cuando damos el paso a la ovodonación.
Cómo empecé a gestionar mi duelo genético
Lo hice como gestiono casi todo en mi vida: por dentro.
Preguntándome cosas. Desmenuzando cada emoción. Contestándome con calma (o intentándolo).
Me decía a mí misma:
“A ver, chicas… vamos con calma: primero tú.”
Y una a una, revisaba mis dudas:
-
¿Esto es realmente importante?
-
¿Lo pienso yo o es algo marcado por la sociedad?
-
¿Qué opino YO de verdad?
-
¿Es tan importante como para renunciar a ser madre?
Desde el centro de mi cerebro y de mi corazón, fui dando respuesta a cada una.
La pregunta clave: “¿Será mi hijo?”
Y sí, llegó esa pregunta. La más difícil.
“¿Pero entonces… será mi hijo?”
La respuesta salió tan clara que casi me asustó:
POR SUPUESTO.
Y hoy sé que esa certeza no venía de la gestación, ni del parto, ni de ninguna explicación racional.
Venía del amor.
Un amor inmenso hacia un hijo que aún no existía, pero que de alguna manera yo ya sentía.
Seis años después: lo que la ovodonación trajo a mi vida
Hoy, casi seis años después, lo veo con una claridad brutal:
El camino que tuve que recorrer para llegar a mi hijo era necesario.
Para él, porque si no, él no existiría (y el mundo se habría perdido a un ser increíble).
Y para mí, porque la persona que soy hoy tampoco existiría.
Sería otra. Con otra vida. Con otro destino.
Y ¿sabes qué? Me encanta ser quien soy ahora.
Porque quizás —solo quizás— te estoy ayudando un poquito ahora mismo.
Si tú también estás viviendo un duelo genético
El duelo genético es un proceso emocional muy común en quienes se plantean o empiezan un tratamiento de ovodonación. No significa que dudes de tu maternidad: significa que eres humana, que amas profundamente y que necesitas tiempo para recolocar tus expectativas.
En Fertility Madrid acompañamos este proceso desde el respeto absoluto, la empatía y la individualidad de cada mujer.
Feliz vida
De verdad.
Porque sea cual sea tu camino, mereces una vida plena, un deseo cumplido y una maternidad que te haga sentir en casa.
Pide tu cita gratuitaSi estás atravesando un duelo genético o te planteas la ovodonación,
no tienes por qué hacerlo sola. En Fertility Madrid contamos con un equipo especializado en apoyo emocional y reproducción asistida que puede acompañarte en cada paso.
Si lo necesitas, estamos aquí para escucharte.
Noemí Catalán
Mamá por donación